Macri siguió con su campaña negacionista y eligió hablarle a los propios – Negocios & Política
 

Raid mediático del ex presidente |Macri siguió con su campaña negacionista y eligió hablarle a los propios

El ingeniero del Cambio volvió a criticar al gobierno de Alberto Fernández y culpó al partido de “los que no trabajan” por el "no éxito" de su gestión. Así prepara el terreno para el segundo tiempo.
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Mauricio Macri sigue montado en su raid mediático, eximiéndose de culpas sobre el fracaso de su gestión, marcando la cancha a los integrantes de Juntos por el Cambio y criticando al gobierno de Alberto Fernández y al kirchnerismo. También hace de agente del caos y la provocación. Todo forma parte de una campaña de victimización que tapice su inevitable peregrinar por distintos Tribunales.

El escenario elegido para su nueva entrevista, la tercera en menos de una semana, fue en la señal televisiva del diario La Nación, LN+, en el programa que conduce Pablo Sirvén. Un territorio que, más allá del profesionalismo del periodista, no representa ninguna posibilidad de hostilidad. Sucede que Macri decidió dirigirse sólo a su electorado. 

En este nuevo capítulo de disparatadas justificaciones, críticas y provocaciones, el ingeniero del cambio aseguró que la presidencia de Alberto Fernández "va a ser el último gobierno populista" que tendrá el país. Y sin sonrojarse dijo que "el electorado se va a convencer de que el rumbo que llevaba Junto para el Cambio era el correcto". Además, volvió a acusar al "peronismo cooptado por el kirchnerismo" por el "no éxito" de su paso por la Casa Rosada.

Y es en ese marco donde plantea que su gobierno fue "el primer tiempo del cambio".

 

Las causas del fracaso de los otros

Apelando a su catálogo de extrañas justificaciones, Macri explicó que "lo que condicionó todo es crear una expectativa imposible de cumplir". Después pasaron cosas y "todo se hizo más difícil". Ahora resulta que ese “todo” se trató de un problema de comunicación.

Y como si hubiese volcado por accidente una copa cargada de Romanée-Conti sobre el vestido de la República, recordó con cara de asombro que cuando llegó a la presidencia "el Estado estaba quebrado, con la deuda con los holdouts, con los jubilados y las provincias". "Tendríamos que haber contado todo eso”, agregó con el ceño fruncido.

“Tendríamos”. Nosotros. Macri tiene la misma maña de la mayoría de los integrantes de la clase política del país: Hablar en plural. La utilización de la primera persona del plural da la sensación de fortaleza, pero también sirve para masificar culpas. 

En tercera persona y en plan de víctima, el ingeniero del Cambio agregó los dos motivos por los que su gobierno no pudo reducir la pobreza: “subestimamos la debilidad política y la fragilidad económica”.

Cada aceptación es acompañada por una causa ajena a él o por el injusto aprovechamiento de los otros. Tuvimos “debilidad política”, los chicos del otro equipo eran más fuertes y malos. Había “fragilidad económica”, una situación provocada por otro, por los otros.

En ese revoleo de culpas, mencionó que en su gabinete había discusiones en cuanto a la forma de aumentar las tarifas. “Discusiones”, de las que vino hablando desde su primera entrevista. El pobre expresidente tenía en su gabinete una manga de funcionarios que le discutían todo. En definitiva, nadie dejaba que Macri gobierne.

De todos modos, los nuestros son los nuestros y los otros son peores a los nuestros. "Intentamos por todos los caminos, pero lo que se demostró hoy es que no tuvimos éxito porque el peronismo seguía estando secuestrado por Cristina Fernández de Kirchner", así justificó a los suyos.

En ese repartir de culpas y ataques personalizados, arremetió contra la actual vicepresidenta y el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, a quienes acusó de haber sido quienes "organizaron la plaza de las piedras", frente al Congreso Nacional durante el debate del proyecto de ley de Reforma Previsional.

Sobrador y provocador

Durante la apacible entrevista, el líder del PRO intentó explicar aquello de que “su gobierno económico terminó antes”, frase que había dado en su anterior clase de victimización asistida. La justificación no es menos infantil que las anteriores: Sostuvo que cuando Juntos para el Cambio perdió las PASO "se terminó" su "gobierno económico" ya que las variables se dispararon por "el temor al regreso del kichnerismo". Como si esa campaña del miedo no hubiese sido parte de su estrategia de campaña. Pero, otra vez, la culpa es del otro.

Repite, Macri repite. Repite estrategias, repite conceptos, repite justificaciones. Repite la acción del caos: "Hora (el cuco kirchnerista) vuelve a atacar el poder judicial, intenta expropiar empresas de un día para el otro, suelta presos y alienta la toma de tierras, mientras violenta con un DNU el crecimiento futuro del mundo de las telecomunicaciones".

Macri no tiene la inocencia de un adolescente rebelde, es un adulto sobrador y provocador. Lo volvió a demostrar cuando dijo que Juan Perón "se enorgullecía de haber hecho un partido de los trabajadores y ahora es un partido de los que no trabajan". Faltó que enviara por adelantado un saludo a los militantes peronistas por el Día de la Lealtad. Sucede que "desde que fue cooptado por el kirchnerismo el peronismo perdió la sensatez y la Argentina necesita un peronismo sensato, constructivo".

Otro vendedor de esperanzas

Macri mantiene las mismas promesas que lo catapultaron a la presidencia en 2015. La superación del populismo, desde su visión, traerá "un cambio trascendente porque vendrán 20 años de crecimiento, sobre la base del esfuerzo personal, del mérito, de la cultura del trabajo". El presidente argentino que más deuda externa contrajo en las últimas dos décadas, sentenció: "No más la solución populista de consumir el futuro para vivir un efímero presente que es lo que nos ha dañado tanto".

Apelando a su ya conocida estrategia del “cambio”, el expresidente habló sobre el “atropello” del oficialismo, situación que lleva a que -según él- “más gente” se convenza “de que hay un futuro distinto".

En ese extraño malabarismo de palabras y particular interpretación de la realidad, Macri dijo que las causas de espionaje ilegal que involucran a la cúpula de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante su gestión, “sólo hay fotos” y que aseguró "no hubo seguimientos" ni ordenó hacer espionaje interno.

Y fiel a su costumbre, repartió culpas entres sus subordinados: "Se tratan de actividades hechas por funcionarios de tercer o cuarto orden. Eso siempre pasó. No hubo espionaje ilegal durante mi gobierno. Es una maniobra del kirchnerismo".

Durante la entrevista, el ingeniero del Cambio criticó la reciente filtración de nombres de agentes de inteligencia, hecho que sacudió a la actual cúpula de la AFI: "Es un nivel de ineptitud e inoperancia pocas veces visto". Exento de cualquier tipo de ineptitud e inoperancia, Macri prepara el segundo tiempo del cambio.

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